viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 12.

- Para mí, Carlos ha sido alguien muy importante en mi vida y en mi corazón... - los ojos se me pusieron llorosos. Miré a el ataúd, donde él estaba. - Y siempre lo será. Jamás le olvidaré, y siempre lo tendré en mi corazón. - una pequeña lágrima cayó por mi mejilla. - Siempre te querré. - y dicho esto le dejé una rosa sobre su ataúd y me senté en mi sitio.
Estaba triste y nerviosa, pero sobre todo triste. No podía estar quieta. Me temblaba todo el cuerpo solo de pensar que él estaba ahí metido... No prestaba atención al cura mientras hablaba. Estaba mirando el ataúd de él y como los ojos rojos de tanto llorar. No he parado de llorar desde que mi hermano me lo contó...
- Carlos ha... ha muerto en el accidente.
Todo mi mundo se paró. Como si mi vida estuviese formada por un reloj y se hubiera quedado sin pilas... Sentí que se me pusieron los ojos en blanco, y miraba a no sé dónde. No reaccioné, y me quedé blanca. No sé cuánto tiempo estuve así, hasta que noté como los ojos se me ponían llorosos.
- Sara, ¿estás bien? - pero no respondía. - Yo... lo siento, Sara. Yo también lo echaré de menos...
Entonces, estallé.
- ¿¡TÚ!? ¡¿ECHARLO DE MENOS TÚ?! ¡NO PUEDES COMPARAR LO QUE ÉRAMOS ÉL Y YO, Y JAMÁS PODRÍAS ENTENDERLO!
- Pero Sara, yo...
- ¡CALLATE! ¡NO QUIERO HABLAR CONTIGO!
Se quedó un rato en silencio, hasta que al final dijo:
- Está bien, te dejo, pero que sepas que no es mi culpa que él haya muerto. - y dicho esto salió de casa y cerró de un portazo.
No he vuelto a hablar con él desde entonces. No porque esté enfadada, es porque no puedo mirarle a la cara después de eso... Lo pagué con él cuando no tenía la culpa, y lo hice de una mala manera. Gritarle no era la solución, y él intentó ayudarme. Estoy agobiada. Todo me está empezando a dar vueltas. 
Termina el entierro y vamos a casa mi hermano y yo, pero sin dirigirnos la palabra. Cuando llegamos a casa, decido hablar con él.
- Siento haberte hablado así el otro día... Tú no tenías la culpa, y lo pagué contigo. Lo siento mucho.
- Tranquila. - dijo en tono tranquilizante. - Te entiendo, y no estoy enfadado. - le abracé. - Ya verás como todo saldrá bien...
- Eso espero.
Entonces fui a mi cuarto y me cambié la ropa. Me quité los pantalones y la camisa negra, los colgué en una percha, y los reemplacé por mi pijama. Después fui al cuarto de baño, y me lavé la cara. Cuando la levanté, me pareció ver un reflejo en el espejo, pero miré atrás y no estaba. Me giré de nuevo al espejo, y vi otra vez el reflejo, pero era más claro. Aún así no veía bien. Me giré y, nada. Me debería estar volviendo loca.
- Sara...
¿Qué fue eso? ¿Alguien dijo mi nombre? Y esa voz... Bah, debo de estar volviéndome paranoica o algo. Miré al espejo y de nuevo, el reflejo, pero esta vez estaba más cerca de mí. Me giré y de nuevo nada. Sentí un escalofrío, y cuando miré al espejo, vi aquel reflejo claro. Era él... Me estaba dando la mano. Pero cuando dejé de mirar al espejo y miré a mi espalda, ya no estaba. Volví a mirar al espejo, y allí estaba... Tenía una herida en la cabeza y la camisa manchada de sangre... como cuando tuvo el accidente. Sí, ya, sé que me lo estoy imaginando, pero me gusta verle, aunque no tanto verle así. 
- Sara, te quiero.
Podría jurar que eso no me lo inventé yo. ¡Me estoy volviendo loca!
- ¿Qué...? - dije, como si fuera a contestarme.
- Te quiero, Sara. Nunca lo olvides.
Mi cabeza cada día está peor. Creo que aún estoy trastornada desde que me desmayé.
- ¿Eres... eres tú, o me lo estoy inventando? - vaya pregunta más tonta me hago a mí misma.
- Si, Sara. Soy yo.
- ¿Y...?
- ¿Ocurre algo? - escuché a mi hermano decir al otro lado de la puerta.
- No, nada... - estuve atenta a los pasos.
- Me voy, que he quedado con unos amigos. ¿Estarás bien?
- Sí, estaré bien.
- ¡Adiós! - y escuché la puerta cerrarse. Entonces decidí seguir "hablando" con él.
- Y... ¿Qué haces aquí?
- Necesitaba estar contigo, bueno al menos todo lo que puedo.
- Pero... ¿qué eres exactamente? - le pregunté indecisa.
- No lo sé... Pero sé que esto es muy raro, distinto.
Me quedé un rato callada. ¿Seguro que esto era producto de mi imaginación? Creo que esto era... real. Pero esto no puede estar pasándome. Esto no puede ocurrir, es imposible. Si él está... no quiero ni decirlo.
- ¿Por qué estás aquí? ¿Qué ves?
- Estoy aquí porque, como te dije antes, necesito estar contigo. Y veo... No sé. Veo dónde estoy, pero lo veo un tanto borroso... Y veo una especie de luz a lo lejos.
Me di cuenta que ese no era exactamente su tono de voz. Era una voz un poco más suave, una voz cansada.
- ¿Y por qué no vas hacia ella?
- Porque no me siento con fuerzas para dejarte.
- Entonces... ¿estarás conmigo?
- Todo lo que pueda. Te dije que siempre.
- Algún día tendrás que irte, Carlos... - dije con voz apenada.
- Cuando esté preparado.
- ¿Por qué no puedo verte si no es en un espejo?
- No lo sé. Ni si quiera sé por qué puedes verme en el espejo.
- Será porque no estamos destinados a separarnos aún... 
- Puede...
Silencio. Estaba mirándolo en el reflejo, fijándome en los detalles, aunque no se veía muy claro. Se le veía un tanto transparente, y la verdad es que eso me daba escalofríos, pero pensar que era él, me hacía feliz. Llevaba la ropa del accidente, de la última vez que lo vi con vida... Y tenía pequeños rasguños en los pantalones.
- ¿Podré verte más veces?
- Eso espero. - y esbozó una pequeña sonrisa.
- Debo irme... - dije con un tono triste.
- Yo te seguiré siempre, aunque no me veas.
- Intentaré verte pronto... Haré lo posible. Te quiero.
- Y yo.
Y me giré, y toda esa burbuja de estar con él, se explotó. Ya no estaba... Me lavé de nuevo la cara, y directamente fui a acostarme.


***

Me despierto y me dirijo al instituto. Voy en coche con mi hermano, como todas las mañanas. Llegué al instituto y vi a Andrea. Por si no lo había dicho, ella era mi, digamos "mejor amiga" ahora. Aunque no era de esas típicas a la que le cuentas todo, pero me caía bien. Estaba claro que sabía lo que iba a decirme.
- ¡Hola! Sara... - y ahí viene... - Me enteré ayer de... lo de Carlos... - ¿qué dije? - Lo siento muchísimo.
- No te preocupes...
- ¿Estás bien?
- Sí. 
Y me dio un abrazo. Lo cierto es que Andrea. Es bastante buena persona. Hablando de lo de Carlos, lo del espejo, ¿era un sueño? ¿O fue real? Es imposible que...
- ¿Sigues ahí?
- Sí.
- Es que te estoy hablando y te habías quedado embobada.
- Ah, pues no sé, estaría pensando... - dije intentando quitarle hierro al asunto. Entonces sonó el timbre y nos dirigimos a clase. Al poco rato llegó la maestra y empezó a explicar. Sociales, en concreto Historia. Lo odio, no estoy segura si algún día llegaré a entender algo. Pero de algo sí que estoy segura: voy a hacer todo lo posible por intentar verle de nuevo.
_________________________________________________________________________________
Lo siento lo siento lo siento lo siento lo siento LO SIENTO :S
He tenido esta semana LLENA de exámenes y no tuve tiempo de publicar... Espero que os haya merecido la pena esperar.
Espero que os haya gustado, intentaré publicar cuanto antes, además la navidad ya está aquí, y tendré más tiempo.
Un beso a tod@s y, comentad, por favor.

1 comentario:

  1. ¿Carlos está... muerto? No, no, no y no. >.< No puede morirse, aun tienen que pasar muchas cosas entre Sara y Carlos para que se mueran... TT
    Un beso. :D

    ResponderEliminar

Comenta lo que quieras: opinión, sugerencias... Pero, por favor, no insultes ni el capítulo, ni a mí, ni a otros usuarios o comentarios. Gracias.