Al fin. El timbre de que se acabó el día por hoy, mi sonido favorito, sonó. Como siempre, iba empujando para intentar salir rápido. No podía aguantar ni un minuto más en ese sitio al que le llaman instituto, pero yo llamo cárcel para adolescentes. Bueno, lo bueno era que mañana era viernes, a ver si se pasaba rápido el día... Salgo una de las primeras y me encamino hacia mi casa, sola, como todo este curso. Empezaba a hacer frío, algo que me gustaba. Prefiero el frío antes que el calor. Llego pronto a mi casa, ya que está cerca del instituto. Solitaria, como siempre. Mi padre, al poco tiempo de morir mi madre, se suicidó, nos dejó solos a mi hermano mayor y a mí. Pero ahora la que está sola soy yo, porque mi hermano se fué a la universidad y no está aquí. Vamos, que estoy sola, completamente sola... Un escalofrío me recorre. Voy a la cocina y me hago un bocadillo, no tengo mucha hambre. Y bueno, hoy será un día normal, (para mí), como cualquier otro... Terminaré de comer, haré la tarea, y me iré al parque de aquí al lado a pensar, como siempre.
Terminé la tarea, así que me voy un ratito al parque. Me siento en el banco mientras como castañas asadas. Me encantan las castañas, por si no lo había dicho antes. Hacía frío, sí,
pero me sentaba bien el aire fresco. De repente sentí que alguien se sentaba al lado mía, demasiado cerca tal vez.
- ¿Me das una castaña? - dijo esa voz que me resultaba familiar.
- Cómprate unas cuantas.
- Es que solo quiero una... - dijo poniendo cara de cachorrito.
- Vale, pero solo una, Carlos.
- Gracias. - dijo sonriendo. - ¿Y qué haces por aquí?
- ¿No debería ser yo la que preguntara eso?
- Yo pregunté primero.
- Pues... todas las tardes bajo aquí para pensar y relajarme.
- ¿De qué?
- De todo...
- ¿Y no es mejor que te quedes en tu casa calentita?
- Me gusta el frío. Y no me gusta estar en mi casa...
- ¿Mal ambiente?
Me quedé pensativa.
- Sí... - dije no muy convencida. - Oye, tú preguntas muchas cosas sobre mí. Ahora me toca a mí.
- A ver, bombardéame a preguntas.
- ¿Qué haces aquí?
- Dar un paseo, me gusta el frío también.
- ¿No es mejor quedarte en casa?
- Lo mismo que tú.
- ¿Mal ambiente?
- Sí.
- Oh... lo siento.
- No pasa nada.
- ¿Se puede preguntar por qué hay mal ambiente?
- Si tú no lo cuentas no.
- Pues entonces nada...
- ¿No confías en mí?
- ¿En un día? Demasiado sabes ya.
- Tienes razón...
Y entonces estuvimos un rato en silencio. Disimuladamente le miraba. En realidad, era mono. Me gustaban sus ojos azules.
***
Había pasado un mes desde entonces. Ya no estaba sola en el instituto, ahora iba con Carlos. En realidad, es un gran amigo, aunque yo nunca le conté nada de lo que pasó con mi madre, mi padre, ni nada de eso. Creo que estaba empezando a sentir algo por él, pero me decía mil veces a mí misma que no era así.
Ahora mismo estaba en mi casa viendo la tele, ya que hoy llovía y no tenía ganas de salir. Entonces llamaron a la puerta. Me levanté y miré a ver quién era, y abrí.
- ¿Qué haces aquí? - pregunté.
- ¿Ronda de películas?
- No tengo ganas.
- Venga... Es viernes, está lloviendo y no se puede salir...
- No iba a salir de todas formas.
- Traigo palomitas y refrescos...
- Pasa entonces. - dije sonriendo.
Entró, y me acompañó a la cocina a hacer las palomitas.
- Bueno, Carlos, ¿qué pelis traes para ver?
- De todo un poco.
- ¿Pero cuáles?
- Sorpresa. - y me guiñó un ojo.
Fui al salón y ví una de las que había traido.
- ¿El Diario de Noah?
- Sí... ¿no te gusta?
- Nunca la he visto.
- ¿¡En serio!? Pues ya es hora de que la veas. Es preciosa...
- Vale, vale, la veo.
Terminamos de hacer las palomitas y vimos la película. Cuando acabó, había llorado bastante. Es... preciosa.
- ¿Te ha gustado? - dijo Carlos.
- Me ha encantado.
- Sara... - dijo, dudoso. - Quiero contarte algo, siento que debo decírtelo, porque confío en ti, pero me tienes que prometer que no vas a decir nada a nadie.
- Te lo prometo.
- Verás... ¿recuerdas que dije que el ambiente de mi casa no era muy bueno?
- Sí, me acuerdo.
- Pues... no tienes ni idea de cuánto. - dijo, apenado.
- ¿Qué pasa?
- Antes que nada, ¿estamos solos, no? Nadie puede escuchar...
- No, mi hermano está en la universidad y mis padres están de viaje. - mentí.
- Vale, pues... Mis padres se divorciaron cuando yo tenía nueve años. Lo pasé muy mal. Ahora, vivo con mi madre y su marido actual, de mi padre no sé nada. Pero lo peor es que, el marido de mi madre, la maltrata, y a mí no, pero me amenaza diciendome que más vale que no cuente nada o si no tendré problemas...
Dios, pobre Carlos... Creo que ha llegado el momento de que yo también le cuente mi problema...
Pobrecito, mi Carlos*.*...El capitulo me ha encantado!!!Publica pronto:D quiero saber que pasará:P
ResponderEliminarCuidate...Any.
Wuooo wuoooo con laa boolalieeee x)
ResponderEliminaresta interesante hoombreee^^
y lo estooy leyeendo eh :') paara que lueego te queejes ¬¬..
Anda aanda, escribe proonto que ma enganshaao a esto x)
teequiero feea(L)
By: YO:D x)
Vaya papelónes que tienen los protas no? Aver si les das alguna alegría que vaya vida mas perra llevan...
ResponderEliminar¡Me ha encantado el capitulo! Pero me da mucha pena la madre de Carlos y él...
ResponderEliminarEspero que Sara le cuente su pasado a Carlos porque confía en él...
Publica cuando puedas. Un beso. ;)
Ha dioss pobre:( SNIF SINF;(
ResponderEliminarEspero el siguiente cap.!
Wow! Me está encantando tu nuevo blog! Eres alucinante. No cambies nunca Loqiita =)
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