jueves, 20 de octubre de 2011

Capítulo 2.

Nunca pensé que diría esto, pero... AL FIN SE ACABÓ EL RECREO. Ha estado estos veinte minutos, (tenemos un recreo de veinte minutos y otro de diez), dándome la charla más aburrida del mundo, y yo no me enteraba casi de nada... más que nada porque no le echaba cuenta. Llegué a la clase y no había llegado todavía el profesor que tocaba a esta hora. Me fui a un rincón del pasillo con el móvil mientras miraba disimuladamente a Julia y las demás...
Entramos en la clase y no conocía a nadie, así que me senté con una niña que estaba sola.
- Hola, soy Sara. - dije sonriendo.
- Yo Julia. - contestó sonriendo igual.
- ¿Conoces a alguien?
- No, ¿y tú?
- Tampoco. - y al segundo, empezamos a reír, cuando entró el profesor.
Llegó el maestro y entramos en la clase. Lengua. Dios, que muermo. Entre la charla del orientador y esto... que el profesor habla más... Me voy a quedar dormida...
Primer día y gimnasia. No me gusta nada gimnasia. No se me da bien. El profesor nos puso a calentar en grupo, y Julia y yo fuimos con dos niñas, creo que se llamaban Andrea y Paula.
- ¿Calentamos juntas?
- ¡Vale! - dijeron ellas. - Nosotras también estamos solas...
El tiempo pasa más lento... ¿¡Cuándo va a acabar la hora!? Me arrepiento de no haberme traído el reloj... Al rato, muuuucho rato, sonó el timbre. Salí y me coloqué en el mismo sitio donde estaba antes. Una hora más y diez minutos de descanso. Otra vez estaban allí... ¿Por qué no les habrá tocado en la otra clase? Me da por mirar en las escaleras y veo a Carlos, me sonríe como saludo y le sonrío. Ese chico es un poco raro, pero me cae bien. Empieza a llegar el profesor y voy hacia la clase, pero choco con Julia.
- ¡Ay! - dijo ella.
- ¿De qué te quejas? ¡Hubieras tenido más cuidado! - le dije molesta.
- Sara, no seas así.
- ¿Cómo quieres que sea entonces?
- ¡Como antes!
- Señoritas, entren a clase. - dijo el profesor.
Entré y me dirije a mi sitio, este año sin compañera, a diferencia del año pasado. ¿Cuánto hacía que no hablaba con ella? Total para lo que hemos hablado...
La clase pasó lenta, pero terminó. Y con eso llegó el recreo. Entré en la cafetería para comparme un paquete de patatas. Aquí dentro había demasiada gente... debería haber más gente atendiendo. A lo lejos veo que alguien me está sonriendo. Otra vez él.
- ¿Quieres que te pida algo? - dijo.
- Un paquete de Doritos. - le dije y le entregué el dinero. - ¡Te espero fuera!
Y salí. Con todo el baruyo que hay ahí, no pensaba esperarle dentro. Al ratito salió con mi paquete de Doritos y un bocadillo, que sería para él.
- Toma.
Lo cogí y lo abrí.
- Gracias.
- ¡Eh!
- ¿Qué? - le dije confusa.
- Lo has dicho.
- ¿El qué? - dije más confusa aún.
- Gracias. - empiezo a reírme. - Dijiste que no eras alguien que las diera mucho que digamos.
- Pues, parece que contigo sí lo soy. Me has enseñado. - dije sonriendo.
- Si es que yo... - dijo él.
Caminamos hasta un banco del patio. Me senté en silencio. Lo conocía de hoy, pero sentía que podría contarle cualquier cosa, bueno, casi cualquier cosa. Hay algo que nunca podría contarle, ni a él ni a nadie.
- ¿Qué tal? - preguntó, sacándome de mis pensamientos.
- ¿Qué tal? - dije, un poco irónica.
- Sí.
- En el instituto, ¿cómo quieres que esté?
- Tienes razón. - dijo y, después se río. Estaba empezando a gustarme su risa. - Oye, - dijo al cabo de un rato. - ¿estás en 2º A? Es que como antes te ví en la puerta...
- Sí. - contesté. - Aunque desearía no estarlo. - ¿Y tu?
- Pues en 4ºC.
- ¿Eres dos años mayor que yo? - dije, incrédula.
- Sí, ¿por?
- No los aparentas. - empiezo a reírme.
- ¿Me estás llamando enano? - dijo, "molesto".
- Puede... - dije sonriendo.
- ¿Ah, si? Pues ahora verás lo que puede hacer este enano...
Y empezó a hacerme cosquillas.
- ¡No! ¡Para, para!
- Cuando digas que no soy un enano.
- ¡No eres un enano, no eres un enano!
Paró.
- Así me gusta.
- Odio las cosquillas.
- Qué pena... - dijo divertido. - ¿Por qué vistes así?
- ¿Qué? - dije, de nuevo incrédula. Este chico me impresionaba con cada pregunta...
- Que por qué vistes de esa manera. No cuadra con tu personalidad.
- ¿Acaso sabes cómo soy?
- Lo poco que pasé contigo, sí.
- ¿Y cómo soy?
- Pues, con tu ropa pretendes parecer una dura, ya que vas en plan gótico, y quieres aislarte.
- Sigue.
- Pero, en realidad, no eres así. Aunque te cueste decir "gracias" - dijo sonriendo - en el fondo eres... cómo decirlo... "normal". No eres dura ni nada, eres "normal".
- ¿Y tú qué sabes?
- Pues que de mayor quiero ser psicólogo y me fijo mucho en el comportamiento de la gente. Además...
Empecé a dejar de escucharle. Por delante mía pasaban Julia y las demás, y sí, siempre digo Julia porque en sus tiempos, éramos... "las mejores amigas"... aunque ahora me suena un poco cursi. Veo como todas me miran con cara de asco, y me duele. ¿Por qué me duele? Se supone que era lo que yo quería... así lo elegí. Una pequeña lagrimilla cae, delatándome.
- ¿Estás bien? - dijo Carlos.
- Esto... - me quito la lágrima - Sí, estoy bien.
- Pues no lo parece. - empezó a mirar por el patio como si buscara a alguien. - ¿Dónde mirabas?
- ¿Qué? A nadie...
- A mí no me engañas. - Miró hacia ellas - ¿Mirabas a esas? - dijo mientrás las señalaba con la cabeza.
- Sí... - contesté a regañadientes.
- ¿Y por qué llorabas?
- No lloraba... - me miró, como diciendo: "sé que sí". - Vale, puede que estuviera llorando, pero no lloraba, solo fue una lagrimita...
- ¿Y por qué?
- ¿Por qué te importa tanto?
- No sé, me pareces interesante.
- ¿Interesante?
- Y me caes bien. - terminó su frase.
- ¿Interesante? - repetí. - ¿Acaso soy un bicho raro?
- No, simplemente te encuentro interesante y me caes bien. - hizo una pausa. - ¿Me vas a contestar?
Me quedé callada... ¿Se lo cuento? No... ¿por qué no? Eso no tiene nada que ver con lo otro...
- Esas... eran mis amigas.
- ¿Eran?
- Sí, el año pasado.
- ¿Y este año no?
- No.
- ¿Por qué?
Llego al instituto.
- ¡Hombre! Al fin llegó la señorita. - me dijo Julia con una sonrisa.
- Tengo que hablar con vosotras. - dije tajante.
- ¿Qué pasa? - dijo Paula.
Me quedé callada. Tenía que hacerlo. Es lo que pensé desde ayer y lo tengo que llevar a cabo.
- ¡Cuenta ya! - dijo Andrea.
- No quiero seguir siendo vuestra amiga.
Silencio, largo e incómodo silencio. Se quedaron petrificadas. ¿Habré hecho bien? Sí, he hecho lo correcto.
- ¿Qué? - dijo Julia, nerviosa. Pude percibir las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.
- Que no quiero seguir siendo vuestra amiga. - dije, dolorosa.
- ¿Por qué? - dijo Andrea. - ¿Qué ha pasado?
- ¿Te hemos hecho algo?
- No. Soy yo. No quiero seguir siendo vuestra amiga.
- ¿Sin ninguna razón? - dijo Julia.
- Sin ninguna razón.
Me dió una bofetada, a la vez que ella empezó a llorar.
- Pues ya puedes irte. - dijo ella, y se fue corriendo, supongo que al cuarto de baño. Las otras dos fueron con ella, y me quedé allí, en mitad del pasillo.
- ¿Hola?
- ¿Qué? - otra vez me sacó de mis pensamientos.
- ¿Dónde estás? Estoy esperando a que me contestes.
- ¿Que te conteste el qué?
- ¿Ves? Otra cosa que me parece interesante. Te dan arrebatos y desconectas totalmente del mundo.
- ¿Qué quieres que te conteste? - dije, ignorando el tema.
- ¿Por qué ya no son tus amigas? Se les ve buenas chicas...
- Pues porque no.
- ¿No vas a contarme qué pasó?
- No.
- ¿Merece la pena que insista?
- No.
- Entonces insistiré.
- Pero si te dije que no...
- ¿Y? - me cortó la frase. - Sé que algún día me lo contarás. - y guiñó un ojo.
Dicho esto el timbre sonó y nos levantamos. Cuando llegamos a la puerta él cogio por un pasillo y yo por otro. Solo quedan dos horas. Dos interminables horas...
¿En serio cree que se lo contaré? No sabe lo equivocado que está...

3 comentarios:

  1. Siento no haber comentado antes, pero estaba ocupada*.*
    El cap me encanto!!!Ya quiero el siguiente;)
    Cuidate mucho:P
    Besos...Any

    ResponderEliminar
  2. Bueeeno, eres una artista de la intriga. Ya estoy muy interesado en este relato. Se me ocurren cientos de preguntas sobre la situación y los personajes, pero no voy a ser un aguafiestas y voy a esperar a que tú lo vayas contando. Bueno, espero impaciente el siguiente capítulo y no te echo más flores no te vayas a poner muuuy gorda. ¡no, pordioooos!

    ResponderEliminar
  3. ¡Hola! Ví tu blog en el blog de Any y decidí pasarme, me he leído los dos capítulos y el prologo y me ha encantado. En serio, escribes muy bien y se ve que este blog tendrá mucho éxito.
    Me ha parecido súper mono Carlos, seguro que él y Sara serán algo más que amigos..., o eso espero.
    O
    Publica cuando puedas. Un beso. ^^

    ResponderEliminar

Comenta lo que quieras: opinión, sugerencias... Pero, por favor, no insultes ni el capítulo, ni a mí, ni a otros usuarios o comentarios. Gracias.